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| foto Lori de Almeida |
Traumas ancestros veo cada día...¿es que tú no?
...¿no te acuerdas?...nuestra soledad de hijos únicos desarraigados estampada en nuestra indumentaria cotidiana.
Tú en ella
– y también yo - eras una criatura con el destino en abierto.
Pues vaya... y ¿que hacemos con tanta perspectiva?
Son como las lineas que tienen en el cielo su punto de fuga: ¡no les des vueltas!
...te mareas. Eso también – como a ti - me quedó de tal niñez: los mareos y dicha indumentaria.
No digo que no me sirvan de nada. Los mareos me proporcionaron probar una vitalidad adaptada –...tu sugerencia conmigo funciona, ves... – Y la indumentaria hace con que no me tomen por otro. Intento hacer de ella mi piel de serpiente (tú que tanto la admiras) y solventar así mi supervivencia: renovarme siempre de la misma piel.
Dos veces me apoyas pero hay una tercera que es la en que puede uno derribarse y no voy contigo: demasiada perspectiva tienen el mundo y el destino moderno y sufro mucho cuando las veces que acabo en sincronía con ellos.
Tú sí... ve! Ya sabes como acabarás... ya lo sabías...
Pero déjanos - yo y los demás - que vivamos la anacrónica sensación de realidad que nos proporciona el caminar paralelo a las lineas de otras vidas y dejemos de dar mas vueltas a lo que ya es solamente perspectiva - o a lo que tiene el destino a punto de fugarse...Porque eso sí, ya viene de lejanos tiempos pasados...y traumatizan...no hace falta que te lo diga...mucho menos a personas como tú y yo que renovamos los dolores ancestrales a cada día.
