FOTOAFORISMOS

domingo, 19 de octubre de 2008

el viajero melancólico, el viajero melancólico y el cartógrafo.

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 El viaje: estado de experimentación donde uno es el objeto y a la vez sujeto de la experimentación. El viajero una vez que se quede, ya no viviría las cosas que se ponen a su alrededor como el viajero que sigue adelante como un aventurero. El viajero que se queda tiene una intención para el conocimiento, más propiamente el autoconocimiento. Thomas Mann, por cierto diría: aventurar-se es el arrebatamiento de una aguda crisis entre uno y su entorno. Podríamos hablar de curiosidad y inconformidad compulsiva, también. Curiosidad de ambiente, de personas, de culturas. Una curiosidad que es hija del tiempo libre sin duda. Recurso inagotable del viajero aventurero. Pero otra particularidades tiene el aventurero como el desprendimiento y el olvidar - sin las cuales no podría empezar el más mínimo desplazamiento - que son suspensiones de la tarea del conocimiento. Desprendimiento y olvidar de los valores natales, olvidar los criterios de socialización y da valoración material natales. Estos, a partir de entonces, se convierten en narraciones y relatos ficticios o no cuando se produce el retorno à su cultura natal - para aquellos adeptos del registro narrativo. Así que las relaciones de socialización entre el individuo viajero/aventurero y el locus que se presenta a él, pautase en sus criterios, o sea, los criterios del viajero/aventurero. Un criterio particularizado, lo de la aventura, del sentido de la aventura, casi virtual: desprendido, que olvida y suspende1.
Sin embargo debemos identificar, en algunos viajeros/aventureros los que parecen estar continuadamente corriendo atrás de un perjuicio. Por supuesto que estos tienen otro espíritu: olvidan los días en los que se hace necesário el silencio, el recogerse y el conforto, en favor da aventura de explorar el desconocido, su desconocimiento propio acerca del mundo y a si mismo. Despistándose da ausculta de sus necesidades narrativas internas, se llenan de sentimientos de soledad , y acerca de si mismo piensan que no poseen valor o crédito. Dejan estos sentimientos pasaren e viajan eternamente. Sienten el cuerpo como algo que ocupa espacio. Confunden ansiedad con curiosidad y su curiosidad es inconsecuente.
Sobre el aspecto da analítica existencial – o de una cartografía de la existencia - el cuerpo es congruente con el espacio. Así que los desplazamientos no son extensos, tampoco eternos, pero alrededor del propio eje fijado en puntos distintos. Este giro por así decir sugiere conocimiento y no relatos – como en la aventura. Es casi evidente que los relatos (esta narrativa inevitable de los aventureros) empiezan siempre con descripciones de movimientos – la velocidad, los cambios, los sonidos, las cantidades, las partidas, las llegadas y sobretodo las despedidas. De esta manera el narrador/viajero/aventurero es casi una personaje que decodifica imágenes en sensaciones. Y quizá por eso somos espectadores de relatos que se convierten en documentales audiovisuales y que siquiera nacen como relatos, antes como guiones. Son resultados de proyectos de exploración anteriormente determinados, antes de ser consecuencias de aventuras solitarias. Son programas, no son crisis. Nos relatan las cosas como extrañezas y no como particularidades.
Esta congruencia del cuerpo con el espacio es distinta del paralelismo que ocurre en la aventura. Paralelismo porque en la aventura lo que hay es un intento de rescatar a través de una descripción de la imagen de una sensación. Y porque los tiempos entre la experiencia y la narración son anacrónicos. En realidad es un intento de rescate de una inmediatez, por eso el paralelismo. Según Colli2: “aquello que se contrapone a la expresión es únicamente la inmediatez: pero menos que cualquier cosa el significado no es inmediatez. De ahí se sigue que el significado se sitúa en el campo de la expresión...”. Mientras que en la cartografía de la existencia lo que hay es un deseo de expresión que permite al narrador un escenario de comprensión, un plan de comprensión, o para nos acercar del reto estético de Mann: una composición – en sentido que se emplea en la música clásica. A lo mejor de la cartografía que esboza de su existencia, una vez fijado en un punto. Así que su narrativa/expressividad no se origina de un rescate pero de una “maduración” – y toda la maduración se expresa.
Entonces que las expresividades y los viajes guardan un íntimo compromiso entre si. Estos acumules de experimentaciones grabados en el cuerpo tienen una consecuencia en algunos espíritus. Tienen que se edificar en un sentido, una consecuencia: una expresión. Todo el artista necesariamente viaja a un otro sitio. Las formas de expresión son generalmente formas de extender el cuerpo hasta el lenguaje, o extender en cuerpo las formas. Dae Son3 prefiere el termo desdoblamiento y nos regaló con un chiste: “empecemos por la primera cosa que se desdobla en nuestro cuerpo y la única que se desdobla en cuerpo: la lengua!”.
Pero la nuestra cultura intelectual, decimos, confunde el físico y el efímero. Por unos tiempos intentamos aprehender el físico, por otros tiempos intentamos aprehender el efímero. Y el cuerpo fue colocado en ésta conocida raya tenue. Y desde entonces seguimos dualistas. Y este equívoco dualista crió un cisma en la percepción del tiempo y del espacio, para el hombre de la cultura occidental. El espacio asociado al físico. El tiempo al efímero. Y mirando lo que la actual cultura del trabajo y del no-trabajo indica, el cuerpo ven a convertirse en foco de la expresión y resistencia de este cisma en la percepción. Por un lado ese intento de resistencia al físico-efímero produce en las conductas sociales mecanismos de construcción de la imagen corporal4. Por otro lado los mecanismos de construcción, o de deconstrucción, de un discurso del cuerpo, que sugiere que encaremos el cuerpo no como físico, pero como efímero. Como expresión discursiva y ficcional. Las expresiones artísticas que se edifican en estos mecanismos, no se salvan del dualismo. Pues el cuerpo no es propiamente efímero, pero el espacio donde el efímero puede manifestarse. Las formas indoor de las performances corporales multiplicándose, trasmutándose en formas expresivas corporales indoor.
El viajero no es mas la referencia de expresión. El viajero se confundió con el aventurero.
1 Como otro ejercicio, podríamos extender ésta afirmación a la comunicación virtual. Donde hay que criterios son formas superpostas a los valores de las culturas colocadas en comunicación. Todos los que participan de un dialogo virtual, deben someterse a un criterio de socialidad técnico, distintos de sus valores natales. Los criterios que alcanzan una gran distancia en general se convierten así en técnicas y consecuentemente hegemonizandose. Debemos desde luego apuntar la siguiente distinción: entre un criterio particularizado – lo del viajante – e uno criterio de contrato, técnico – el virtual.
2 COLLI, Giorgio, la filosofia de la expresión. “expresión” y significado. Pag. 61
3 DAE SON, Irol. Du corp en performance. Saint Gaudens.
4 cualquer construtivismo prescinde de la trascendência. El cotidiano construido, por ejemplo abandona la trascendência. El cotidiano conducido es trascendente.